Los grupos criminales están adaptando sus métodos de lavado de dinero para combinar los favoritos de siempre con nuevas formas en línea.
El auge de las drogas sintéticas, en particular fentanilo y metanfetaminas, ha cambiado el abanico de oportunidades para los narcotraficantes de Latinoamérica. Potentes y en extremo adictivos, los narcóticos sintéticos también son extraordinariamente lucrativos. Pero, ¿cómo se lava ese dinero ilícito?
Los grupos criminales que se han pasado a las drogas sintéticas han hecho movimientos paralelos en el mundo financiero. Están adaptando sus métodos de lavado de dinero para combinar los favoritos de siempre con nuevas formas en línea.
El último informe de la Fuerza de Tarea para la Acción Financiera (FATF) sobre el nexo entre drogas sintéticas y técnicas de lavado de activos, publicado el 30 de noviembre, destacada el gran número de mecanismos al alcance de los grupos criminales para blanquear las ganancias generadas con drogas ilícitas.
Aquí, InSight Crime explica la vía que ha tomado el crimen organizado, desde la producción y el procesamiento de opioides sintéticos hasta la fusión de sus retornos en la economía legal.
Cadenas de suministro y prensas de comprimidos
El fentanilo, y los opioides sintéticos en general, requieren acceso a un amplio espectro de químicos precursores que el crimen organizado procura generalmente de China e India.
En 2019, China adoptó una posición más estricta sobre el fentanilo, con la prohibición de la venta de algunos químicos y rigurosas restricciones a la operación de los productores de químicos en el país. Como era de esperarse, el mercado ilegal comenzó a recurrir a intermediarios con acceso a los químicos necesarios para la producción de fentanilo.
El informe describe a dichos intermediarios como un nodo clave en el abastecimiento de precursores para grupos como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel de Sinaloa en México, dos de los proveedores de fentanilo ilegal más reconocidos del mercado estadounidense. “Los ‘desviadores’ químicos pueden crear empresas de papel y actuar como intermediarios entre los productores legítimos de químicos y los laboratorios clandestinos de drogas. Los intermediarios en ocasiones crean fachadas físicas o presencia en línea”, señaló el informe.
Las empresas chinas llevan años suministrando precursores químicos para el mercado mexicano. En enero, InSight Crime informó cómo se identificó que unas 65 firmas vendían estos químicos en línea. El Instituto Brookings advirtió que esos proveedores suelen promocionar específicamente su capacidad para “pasar las aduanas en México”.
Dinero en mano
El informe aseguró que muchas de las técnicas tradicionales de lavado de activos asociadas con el narcotráfico se mantienen hoy en día.
El lavado de activos basado en transacciones comerciales (TBML), mediante el cual grupos criminales distorsionan el valor de una materia prima, negocian con materias primas declaradas falsamente, o en general aprovechan los entresijos de los flujos de comercio internacional para oscurecer sus movimientos financieros, sigue vigente.
La FATF trajo a colación un caso que involucraba traslados de fentanilo entre México, China e India para ilustrar cómo las TBML son un dolor de cabeza para las autoridades al tratar de rastrear dineros ilícitos. En resumen, los traficantes mexicanos recibieron fentanilo de fabricantes de India, hicieron pagos a una cuenta bancaria en Hong Kong que fueron transferidos a un exportador en China continental, lo que depreció el valor de los bienes enviados a India. Al adherir los pagos bancarios a mercancías depreciadas, el dinero podía pasar sin ser detectado a los importadores indios, quienes pagaban en efectivo al fabricante original.
Las TBML se han beneficiado de la globalización, y los traficantes de drogas sintéticas se lucran de la expansión comercial al camuflar sus ingresos detrás de ejércitos de empresas de papel, cuentas offshore e intermediarios.
Los grupos mexicanos incluso han llegado a usar canjes para ganar acceso al fentanilo y los precursores químicos necesarios para su elaboración. Mediante el intercambio de vida silvestre traficada ilegalmente, en especial vida marina, los grupos criminales pueden abastecer un monumental mercado negro en China que tiene en alta estima todo lo que venga del mar, desde pepinos de mar y medusas hasta aletas de tiburón. A cambio, distribuidores especializados en químicos proveen precursores químicos para fentanilo y metanfetaminas.
Aunque esos canjes solo funcionan con altos volúmenes de costosos bienes ilegales procedentes de México, estos permiten a ambas partes reducir su dependencia del dinero en efectivo y eliminar los riesgos asociados con el blanqueo de esos pagos iniciales.
La web oscura con fines sombríos
Con la evolución de los mercados de la droga en el hemisferio occidental, también se desarrollaron las estrategias para el lavado de activos. Los sitios de proveedores en la red oscura, los pagos en activos virtuales y una mayor dependencia de profesionales dedicados al lavado de activos han permitido al crimen latinoamericano seguir escondiendo su riqueza a la vista de todos.
Los mercados de la web oscura se han ganado un lugar central en la venta de drogas sintéticas, donde suelen usarse las criptomonedas como forma de pago por los beneficios que ofrecen en términos de anonimato e incluso evasión de sanciones.
El informe calificó a AlphaBay y Hansa, dos mercados en línea a gran escala, como casos insignes de la completa entrada al mundo digital del tráfico de drogas sintéticas y los pagos ilícitos. AlphaBay fue desarticulada en 2017, y según uno de sus empleados “atendía a más de 200.000 usuarios y 40.000 proveedores. Al momento del cierre, había más de 250.000 listas para drogas ilegales y químicos tóxicos en AlphaBay”, junto con una verdadera cornucopia de otros productos ilegales.
Las compras en esos sitios de la web oscura tienden a hacerse en criptomonedas como Bitcoin, Ethereal o Monero, pero esas monedas también son aplicables para las ventas en entornos no digitales.
Las plataformas de pagos digitales, principalmente los proveedores de servicios para activos virtuales (VASP) han irrumpido en la escena de lavado de activos de drogas sintéticas, en parte por la relativa novedad de estos servicios, lo que deja a los gobiernos penosamente superados en sus intentos por regularlos.
Un VASP es una plataforma para el intercambio de criptomonedas y no es de ningún modo ilegal en su naturaleza, pero estas plataformas pueden ser usadas por organizaciones criminales para blanquear sus ganancias, usualmente mediante múltiples criptomonedas, antes de convertirlas en dinero en efectivo. Los VASP democratizan esos intentos de ocultar transacciones ilícitas.
Lavadores de dinero de oficio
Las organizaciones narcotraficantes han ganado mucha experticia en la subcontratación de distintos cómplices para las diferentes etapas del proceso de tráfico. El lavado de activos no es la excepción. La FATF destacó la proliferación de organizaciones asiáticas dedicadas al lavado de activos en los círculos narcotraficantes latinoamericanos, especialmente en México.
Los carteles mexicanos han recurrido durante años a las redes chinas de lavado de activos para mover su dinero por el mundo mediante aplicaciones bancarias chinas, lejos del alcance de las autoridades financieras mexicanas y estadounidenses. Estos grupos ofrecen al crimen organizado un mecanismo para sacar su dinero, y el traslado de ganancias de las drogas mediante aplicaciones bancarias chinas les brinda una capa adicional de protección.
Ya sea que se transfiera el dinero mediante pagos bancarios o VASP, la cantidad exacta suele mantenerse relativamente baja para no llamar la atención de las autoridades. El monto específico depende de la jurisdicción en la que se lava el dinero. Por ejemplo, la FATF señaló ejemplos típicos en Norteamérica en los que profesionales en lavado de activos realizaron transferencias bancarias todas inferiores al umbral de reporte de US$10.000 en “múltiples firmas que ofrecen servicios de moneda en un periodo de tiempo muy reducido, normalmente en efectivo o con tarjetas de crédito prepagadas”.
Fuente: InSight Crime