Caro Quintero mantuvo su fortuna a través de empresas de bienes raíces, estaciones de gasolina y empresas agrícolas, por lo que antes y después de su liberación continuó las acciones de blanqueo de dinero.
Tras su liberación en 2013, agencias de Estados Unidos detectaron que Rafael Caro Quintero no sólo volvió al tráfico de drogas, sino que creó el Cártel de Caborca. Sin embargo, expertos en México consideran que nunca recuperó el poder que tuvo en la década de los 80, a pesar de mantener nexos con líderes del Cártel de Sinaloa. Lo cierto es que Caro Quintero mantuvo su fortuna a través de empresas de bienes raíces, estaciones de gasolina y empresas agrícolas, por lo que antes y después de su liberación continuó las acciones de blanqueo de dinero.
“Es incierto si Rafael Caro Quintero tiene aún influencia en el hampa del cartel mexicano”, indicó la fundación InSight Crime.
“Es ampliamente considerado como uno de los padrinos del narcotráfico mexicano. Tras su salida de la cárcel se refirió a él como “el narco de narcos”. Sin embargo, tiene 61 años de edad y el paisaje mexicano del narcotráfico ha cambiado enormemente desde la época en la que estuvo a cargo. En lugar de uno o dos carteles controlando las operaciones, la situación hoy es mucho más fluida, con numerosos grupos y organizaciones emergentes controlando la producción y la distribución.
“El lavado de dinero es probablemente lo que hace relevante actualmente a Caro Quintero en el narcotráfico mexicano. Es poco probable, dado sus muchos años de detención, que tenga influencia alguna sobre el negocio del narcotráfico en sí -a pesar de los informes fechados que conservó mientras estaba en prisión”, refirió.
La fundación recordó que en junio del 2013, poco antes de la liberación, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos vinculó a Rafael Caro con Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul” , un presunto miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa.
Para InSight Crime, “esto es importante porque indica que todavía puede estar, de alguna manera, involucrado en el negocio del narcotráfico, aunque sólo con respecto a los vínculos financieros. En cualquier caso, las redes financieras de los narcotraficantes mexicanos son quizás el elemento más importante de su actividad ilícita. A medida que cambian los patrones del tráfico de drogas y los productos, y cambia el enfoque de la producción de marihuana a la heroína, por ejemplo, el dinero sigue fluyendo y necesita ser lavado”.
Alejandro Hope, experto en seguridad, resaltó que Rafael Caro Quintero – a quien la DEA también lo identifica con los sobrenombres de Pedro Santos-Escamilla, “R One”, “R1”, “Rafa”, “El Charral”, “El Greñas”, “Don Rafa” o “Licenciado Ríos”, sí participaba en el tráfico de heroína, fentanilo, mariguana y cocaína a Estados Unidos, aunque no era un “actor dominante”, sino una persona que había construido ciertas capacidades de logística en algunas regiones de Sonora y de Sinaloa, Durango y Chihuahua. “Ya no era el peso que tenía en 1985”, sostuvo.
Una muestra de que Rafael Caro Quintero se mantenía en el mundo de las drogas es que el 22 febrero de 2015 fue detenido su lugarteniente en Hermosillo, Sonora: Óscar Pascual de la Rocha Rivera, de 54 años de edad.
De acuerdo con el gabinete de seguridad mexicano, De la Rocha Rivera inició su actividad delictiva en la década de 1980 al lado de Caro Quintero, con quien estrechó aún más su relación al contraer nupcias con una de sus familiares.
“Sus principales actividades eran el trasiego de marihuana y droga sintética, las que mantuvo tras la detención de Caro Quintero, al operar con un bajo perfil y para lo cual estableció alianzas con grupos delictivos locales”, precisó el gabinete.
El 15 de abril del 2021, el Juez de Distrito de los Estados Unidos, Eric N. Vitaliano, emitió un decreto parcial de decomiso para autorizar la incautación a Caro Quintero de cinco propiedades inmobiliarias ubicadas en Guadalajara, Jalisco.
Según informes de la DEA, los cuatro hijos de Rafael Caro Quintero encabezan negocios de lavado de dinero, y son dueños de las empresas gaseras Desarrollos Bio Gas, Petrobios y Ecaenergéticos, con dirección en Independencia Sur 185, en Analco, Guadalajara.
Asimismo, también según la DEA, María Elizabeth Elenes Lerma, exesposa de Caro Quintero, y su hija Roxana Elizabeth. son propietarias de un Spa llamado Las Limas cerca de Guadalajara, y cuenta con 15 habitaciones que se alquilan.
La familia del fundador del Cártel de Guadalajara también posee casas de distinto tamaños, la mayoría ubicadas en exclusivas zonas de Zapopan.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó en su lista negra a 19 personas y 35 empresas vinculadas al exlíder del narcotráfico. Según dicha agencia, mientras estuvo en prisión, Caro Quintero ordenó a familiares y asociados que invirtieran su fortuna en empresas y proyectos inmobiliarios aparentemente legítimos en Guadalajara.
Este panorama dista de lo que en 2018 declaró en una entrevista Caro Quintero, quien dijo que no pertenecía a ningún cártel, que no se dedicaba más al tráfico de drogas y que no tenía dinero.
“Yo no voy a volver al narcotráfico nunca”, expresó en aquella entrevista cuando era buscado por autoridades de México y Estados Unidos. Cuando se le preguntó a qué se dedicaba y de qué vivía, respondió: “a nada. A andar huyendo por algo que ya pagué. Donde llego me dan de comer, y batallando mucho porque no traigo dinero”.
El pasado viernes, personal de las Fuerzas Especiales (Unopes) de la Secretaría de Marina (Semar) ubicaron a Caro Quintero en un domicilio del fraccionamiento Club Real de Mazatlán, en la localidad de Choix, municipio de San Simón, Sinaloa. Al irrumpir en el lugar los marinos, el narcotraficante huyó hacia campo abierto, por lo que los elementos de la Marina soltaron perros adiestrados, y una hembra de nombre “Max” dio con Cario Quintero escondido entre la maleza de la zona circundante del fraccionamiento. Fue reaprehendido tras permanecer casi una década huyendo de las autoridades.
Fuente: El Economista