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“La función de una institución financiera es administrar riesgos, no eliminarlos de tajo”, así me lo comentaba un exfuncionario hace algunos años cuando me hablaba de la banca corresponsal y cómo ésta ha preferido cerrar los caminos para continuar su relación con otras instituciones ubicadas en distintas jurisdicciones por el presunto riesgo que representan en materia de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.
La eliminación del riesgo, lo que se conoce en el mundo como el De-risking – para algunos el término es incorrecto– es un fantasma que no se ha podido erradicar a pesar del daño que genera en las economías, posiblemente indirecto, pero perjuicio, al fin y al cabo.
Desde mis primeros pininos en la reporteada, el señalamiento al cierre de cuentas por parte de los bancos, especialmente a otro tipo de intermediarios financieros no bancarios, ha estado presente. Por ciertos lapsos parece que todo se ha corregido; sin embargo, regresa y con más fuerza, se recrudece y parece que nos dice a todo el mundo: aquí estoy y no me iré.
Todo tipo de instituciones que forman parte del sistema financiero ha denunciado en su momento esta mala práctica por parte de los bancos; a la luz pública ellos prefieren mantener silencio, pero por debajo de la mesa, cada semana los empleados bancarios ubicados en las sucursales tienen que entregar cartas y dar explicaciones a representantes de entidades no bancarias para decirles que “por un tema de conveniencia” dan por terminada la relación, sin dar más detalle.
El enojo de los afectados se basa en que al igual que los bancos, también dicen cumplir con las obligaciones en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, pero esto no es válido para las instituciones bancarias y de manera unilateral deciden cerrar la cuenta.
Regresemos a parte del origen del problema. A partir de la crisis del 2008, comenzaron a surgir reglas más estrictas para las instituciones financieras, lo cual no fue la excepción para el tema de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo causando que el De-risking comenzara a tomar más fuerza.
De acuerdo con el Banco Mundial1, el De-risking se refiere al fenómeno de las instituciones financieras de terminar o restringir las relaciones comerciales con clientes, o entidades financieras, para evitar el riesgo, en lugar de administrarlo.
Para el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI)2 contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, el De-Risking es un problema que debilita el sistema financiero mundial, obstaculiza la competencia, provoca la exclusión financiera y promueve canales financieros clandestinos.
Según el GAFI, los factores que impulsan este mal pueden ser los siguientes:
· Rentabilidad.
· Riesgo reputacional.
· Menor apetito de riesgo.
· Cargas regulatorias antilavado.
· El creciente número de sanciones en materia antilavado.
Ya explicado este contexto, es momento de poner la mira en México. A partir del 2012, cuando la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV)3 impuso la multa millonaria a HSBC por más de 368 millones de pesos, lo que marcó un precedente en el tema de sanciones, el De-risking se ha dado con más fuerza.
Desde cooperativas de ahorro y préstamo (socaps) pasando por financieras populares, de objeto múltiple, uniones de crédito y hasta plataformas del ecosistema fintech, han denunciado constantemente este problema.
“No se olviden que como socap, estamos cumpliendo en temas de prevención de lavado de dinero entonces por qué batallar con un sistema financiero que lejos de abrirse, ser inclusivo, nos está cerrando las puertas”, fue parte del discurso que hace algunos años Jacqueline Gómez Ocampo, gerente de la socap Tlapanaltomin, anclada en la Sierra de Guerrero, dio frente autoridades del sistema financiero. Obvio, se llevó mis aplausos.
En el último recuento de la red ProDesarrollo4, que representa a casi 70 microfinancieras del país, se tenían contabilizados 337 casos de cierres de cuentas bancarias, de las cuales 281 habían sido canceladas en definitiva, 44 habían sido condicionadas, ocho se mantenían sin apertura y apenas cuatro habían sido reaperturadas.
César Zepeda Prado, presidente del Consejo Superior del Cooperativismo en México (Mexicoop), fue quien hizo el señalamiento más reciente al respecto: “Concretamente en el cierre de cuentas bancarias… hoy tenemos problemas con diferentes bancos que simplemente prefieren cancelar el servicio de tener cuentas bancarias por las reglas de prevención de lavado de dinero”
La autoridad sabe que este tema se debe de tratar de la forma más minuciosa posible, una declaración demás o la promesa de un actuar más estricto, sin consensuarlo con los distintos sectores del sistema financiero, podría abrir un frente poco deseable para los reguladores.
En este contexto, Sandro García-Rojas Castillo, vicepresidente de Prevención de Procesos Preventivos de la CNBV, lo tiene claro: “La formación de cámaras, grupos, gremios, siempre ayuda para tener todos un mismo entendimiento, a veces es mucho más fácil ser radical que ser útil, pero insisto, necesitamos la utilidad de una propuesta completa, que se pueda consensuar”, comentó el funcionario en la semana Virtual Fincrime 2021 organizada por la Asociación de Especialistas Certificados en Delitos Financieros.
El funcionario, con amplia experiencia en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, ha tratado de calmar los ánimos, cuando estos se avivan. Él ve al ecosistema financiero como un barco en altamar, donde algunas entidades les toca estar en cubierta y otras en un sótano, pero donde debe de haber un entendimiento y comprensión entre todos para sacar a flote la embarcación.
“Correremos todos la misma suerte en la medida que hablemos todos el mismo idioma”.
Posiblemente el tema continúe por unos años más. Sabemos que el GAFI ha iniciado una estrategia para analizar y mitigar las consecuencias no deseadas de la implementación de los estándares antilavado a nivel mundial y una de ellas es el De-risking, que afecta principalmente a organizaciones sin fines de lucro, proveedores de servicios de transferencias monetarias y banca corresponsal.
En México, se ha luchado por años para avanzar en la inclusión financiera y a pesar de esto, más de la mitad de la población aún no está bancarizada, por lo que corregir el tema del De-risking debe de ser prioridad en todo momento y en eso, todos debemos de colaborar.
1. https://www.worldbank.org/en/topic/financialsector/brief/de-risking-in-the-financial-sector
2. FATF. (2015). FATF takes action to tackle de-risking. 2015, de Financial Action Task Force Sitio web: https://www.fatf-gafi.org/publications/fatfrecommendations/documents/fatf-action-to-tackle-de-risking.html
3. Comisión Nacional Bancaria y de Valores. (2012). COMUNICADO DE PRENSA. 2012, de CNBV Sitio web: https://www.cnbv.gob.mx/SECTORES-SUPERVISADOS/BANCA-MULTIPLE/Prensa%20%20Sector%20Bancario/25%20de%20julio%20de%202012.pdf
4. ProDesarrollo. (2020). Benchmarking de las Microfinanzas en México 2019-2020. 2020, de ProDesarrollo Sitio web: https://prodesarrollo.org/wp-content/uploads/2021/02/Benchmarking-Microfinanzas-2019-2020-publicado-en-2020-comprimido.pdf