Todo mundo coincide en la necesidad de ampliar la inclusión financiera, pero el problema se centra en el cómo. En este escenario, han surgido distintas propuestas que se han llevado al terreno regulatorio, pero resistencia en su total implementación, más cuando se trata de tecnología e innovación.
Uno de esos temas es el de finanzas abiertas (u open finance), el cual para los jugadores emergentes tiene un gran potencial, con la creación de productos enfocados en las necesidades reales de las personas, pero con dudas en los reguladores, lo cual traba su total aterrizaje en México.
No hay duda de que, a nivel global, se vive una transformación tecnológica nunca vista en el sistema financiero. Siempre argumento que después de la aparición de la tarjeta de crédito, que data de 1949, no se crearon instrumentos tan innovadores en su momento para la población en materia de inclusión financiera.
Muchos coinciden y otros no, pero el chiste aquí es que hasta hace algunos años los jugadores de siempre decían que invertían e invertían en tecnología, pero con pocos resultados en productos realmente que sean accesibles, entendibles y que realmente apoyen la inclusión financiera.
Fue hasta hace algunos años que, con el avance del Internet y la adopción de la tecnología por parte de la población, el sistema financiero comenzó a vivir una revolución. La aparición de las fintech en el juego ha detonado productos financieros poderosos, pues hoy cualquier persona con acceso a Internet, en cuestión de minutos, puede abrir una cuenta que le permita servicios de ahorro y crédito.
Pero vámonos por partes. México tiene una deuda con su población en materia de inclusión financiera. Datos del Banco Mundial1 indican que 49% de la población en el país tiene una cuenta financiera, cuando en otros países de la región de América Latina, dicho porcentaje es de 87% como en Chile y en Brasil es de 84%.
En este cúmulo de innovación, surgió en México el término open finance, que tiene sus orígenes en el Reino Unido y que actualmente es un tema de estudio y debate por todo el mundo.
¿Pero qué es open finance?
Como se ha detallado ampliamente, open finance o finanzas abiertas, es un modelo de intercambio de información, por medio de interfaces de programación de aplicaciones (APIS), entre instituciones financieras y terceros especializados con el fin de crear productos personalizados, según las necesidades y alcance de cada persona.
En México, el artículo 76 de la Ley Fintech contempla el open finance2, con el fin de compartir tres tipos de datos:
- Datos financieros abiertos: aquellos referentes a la información de productos y servicios que ofrecen al público general, ubicación de sus oficinas y sucursales, cajeros automáticos y otros puntos de acceso a sus productos y servicios.
- Datos agregados: información estadística relacionada con operaciones realizadas por las entidades, sin tener un nivel de desagregación que puedan identificarse con datos personales o transacciones de una persona.
- Datos transaccionales: que son aquellos relacionados con el uso de un producto o servicio, incluyendo cuentas de depósito, créditos y medios de disposición contratados a nombre de los clientes de las entidades. Estos datos sólo podrán compartirse con la previa autorización expresa de los mismos.
Si bien se ha avanzado en algunos aspectos respecto a los datos financieros abiertos, el gran pendiente en la materia radica en los datos transaccionales a pesar de que se tenía un plazo de 24 meses después de la publicación de la ley para aterrizar la legislación secundaria.
¿Dónde está el problema?
En la época de Juan Pablo Graf Noriega en la presidencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV)- de marzo del 2020 a octubre del 2021- desde la vicepresidencia de Política Regulatoria ya se tenía un borrador sobre la legislación secundaria al respecto, principalmente en materia de seguridad y arquitectura para el intercambio de información; reglas para obtener el consentimiento del cliente y la monetización para las entidades financieras.
Sin embargo, llegaron los cambios en el regulador y Jesús de la Fuente llegó a la presidencia de la CNBV, así como Lucía Buenrostro, quien ocupó la vicepresidencia de Política Regulatoria. El borrador estuvo guardado por un tiempo en uno de los escritorios del regulador, pero ante la presión de la industria de tecnología financiera se decidió avanzar al respecto.
Al hacer un análisis de fondo, el regulador se encontró que no era un tema sencillo, pues la Ley Fintech mandata que más de 2,200 entidades del sistema financiero tienen que implementar este modelo de intercambio de información.
Es ahí donde la CNBV se cuestionó muchas cosas. Durante el foro Futuro Cooperativo: Resultados, Retos y Oportunidades, que se celebró hace algunos días, Lucía Buenrostro, vicepresidenta de Política Regulatoria de la comisión, cuestionó que el modelo open finance sea “la bala de plata” que se necesita para solucionar el problema de inclusión financiera.
“Yo creo que en el sistema financiero mexicano no hay una ‘bala de plata’ para la inclusión financiera, no hay una ‘bala de plata’ para el desarrollo económico, para un montón de cosas… Hay muchas acciones que podemos ir tomando para mejorar todas las problemáticas que tenemos. Finanzas abiertas va a ser una de tantas herramientas que podemos tener para mejorar la atención a los usuarios, la competencia, pero no es una ‘bala de plata’”, indicó la reguladora.
El problema – según Buenrostro- radica en que muchos sectores no están preparados para la implementación de las APIS, por lo que apresurar la implementación total de la normativa puede poner en problemas a muchas entidades.
“Imaginen que una cooperativa diga: ‘voy a pedirle datos a BBVA’, les tumba el sistema (a la cooperativa) en dos segundos”, expresó Buenrostro y añadió: “Es una posición de la CNBV no apresurar cuando todos los obligados están en una posición con esto, es una decisión de política regulatoria”.
La visión del actual regulador coincide con los problemas que se han encontrado en el mundo al respecto. Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge3 refiere los desafíos regulatorios para la implementación del modelo de banca y finanzas abiertas.
“Si bien los marcos de banca abierta y finanzas abiertas tienen potencial transformador, también presentan desafíos notables que requieren atención constante para una implementación exitosa. Los desafíos clave incluyen construir sistemas sólidos para la participación y la confianza, asegurar la aplicabilidad de las regulaciones y superar las barreras técnicas que complican el intercambio de datos“, se puede leer en el estudio.
El análisis demuestra un avance del open finance por el mundo, pues 54 jurisdicciones han impulsado el modelo, de las cuales 65% tiene la regulación en desarrollo, 28% ha aterrizado el modelo en su totalidad y 3% sólo tiene planes al respecto.
En México, se analizan varios caminos y uno de ellos es modificar la Ley Fintech, lo cual puede ser más tardado; sin embargo, en lo que ya se trabaja es sobre temas de autentificación, ciberseguridad y naturaleza de los sistemas.
“Vamos para allá, pero paso a paso, porque la ley dice que todos deben jugar, interoperar y tenemos que proteger lo siguiente: Seguridad y protección de datos; patrimonio y uso de datos para mejores productos y servicios”, puntualizó Buenrostro.

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Bibliografía:
- Global Financial Inclusion. (s/f). Worldbank.org. Recuperado el 23 de noviembre de 2024, de https://databank.worldbank.org/source/global-financial-inclusion ↩︎
- Gutiérrez, F. (2024, julio 2). Open Finance en México: La oportunidad supera cualquier intención política. DiaFintech. https://diafintech.com.mx/open-finance-en-mexico-la-oportunidad-supera-cualquier-intencion-politica/ ↩︎
- Managing People. (2024, noviembre 19). The global state of open banking and open finance report. Cambridge Judge Business School. https://www.jbs.cam.ac.uk/faculty-research/centres/alternative-finance/publications/the-global-state-of-open-banking-and-open-finance-report/ ↩︎