Nazario Cavazos de Luna, presunto líder y fundador del Cártel del Golfo, fue extraditado este lunes 26 de septiembre a Estados Unidos por lavado de dinero, tráfico de drogas y otros delitos.

Nazario Cavazos de Luna, presunto líder y fundador del Cártel del Golfo, fue extraditado este lunes 26 de septiembre a Estados Unidos, reveló la Fiscalía General de la República (FGR).

En un comunicado, la Fiscalía detalló que entregó en extradición a “El Inge” -también conocido como “Mike”, “Engineer”, “Big Papa”-, que fue requerido por la Corte Federal de Distrito para el Distrito Este de Texas.

El imputado, que tiene nacionalidad mexicana y estadounidense, está acusado en el país vecino del norte por su probable responsabilidad en los delitos de asociación delictuosa, delincuencia organizada, lavado de dinero y portación o posesión de un arma de fuego.

Nazario Cavazos fue entregado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a los agentes estadounidenses designados para su traslado a dicho país.

El presunto líder del Cártel del Golfo nació el 10 de diciembre de 1962 en Nuevo León e inició su carrera delictiva en 1995, año en el que empezó a traficar marihuana, metanfetamina y éxtasis.

Entre 1995 y 2010, Cavazos de Luna se encargó de introducir a los Estados grandes cantidades de droga. Incluso, la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en ingles) aseguró que este narco llegó a traficar una tonelada de cocaína y nueve toneladas de marihuana al mes en Texas.

Para las autoridades de Estados Unidos y México, el “Big Papa” era un narco “fantasma”, pues durante años manejó un bajo perfil y no fue conocido hasta su detención en una taquería de la Ciudad de México, en octubre de 2017.

Cinco años antes de su captura, la DEA clasificó al “Engineer” dentro de los fugitivos más buscados de los estados de Luisiana y Texas, un criminal “armado” y “peligroso”.

El acusado permanecía encerrado en el penal del Altiplano, la misma cárcel de máxima seguridad en la que estuvo Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Fuente: El Financiero