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En los últimos días, posiblemente semanas, me ha tocado escuchar de manera constante que la sociedad es parte fundamental para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo.
Me parece que este es un punto hasta cierto punto válido, claro, siempre y cuando esto no sirva como pretexto a las autoridades para dejar de hacer su trabajo en esta labor titánica, que como se ha insistido, depende de muchos actores de varios sectores para aportar a esta lucha.
Pero para ir más a fondo, vayamos por partes. La primera parte para poner en contexto el gran reto que representa luchar y prevenir el lavado de dinero. Siendo así, vámonos con la visión de los organismos que, de alguna forma, miden cómo se ha avanzado en esta batalla.
El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) contra el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo ha detectado que hay una “gran brecha” entre lo que sugiere aplicar y la verdadera aplicación de los estándares, y más aún de los distintos actores como la iniciativa privada o las organizaciones sociales1.
Esto pone en relieve la situación en la que estamos: podemos decir que la delincuencia va ganando la batalla en muchos de los frentes de esta lucha. ¿Pero ante esto qué se necesita hacer?
Mucho se ha hablado y se pregona sobre la acción social. “La fuente de legitimidad de las instituciones de justicia es el pueblo, resulta indeseable descartar su participación sin más”, recoge este texto de Carlos De la Rosa Xochitiotzi2.
Y en efecto. Sin embargo, hay que ver los riesgos que están presente en el actuar social. De acuerdo con Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), en México se reproduce, con 10 años de diferencia, el actuar social que se da en Estados Unidos3.
En el contexto de la labor de la UIF, esto es una llamada de atención hacia donde tenemos que ir como sociedad para prevenir el blanqueo de capitales. Lo dicho por Nieto Castillo fue en el sentido de que actualmente Estados Unidos tiene un problema grave: la adicción al fentanilo y otras drogas.
De acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas en Estados Unidos, el fentanilo es un opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades del vecino país del norte, del 2013 al 2019 se ha incrementado casi 12 veces el número de muertes por causa de opioides sintéticos.
En el 2020, el número de muertes por sobredosis de fentanilo4 llegó a casi las 100,000; es decir, casi el triple del número de fallecimientos por homicidios dolosos que se dieron en México durante el año anterior5.
¿Por qué esto debería de preocuparnos? Si bien México es un punto clave para el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, poco a poco el país también ha transitado hacia el consumo, es decir, ya no sólo los delincuentes lo utilizan para pasar la mercancía hacia el otro lado, sino también se ha convertido en una nación que genera ganancias para el crimen gracias al aumento de consumidores.
El aumento potencial del consumo de la mariguana de los años 80’s y 90’s que se dio en Estados Unidos, dejó huella en México, tanto por el tráfico y el consumo y obvio, las ganancias; sin embargo, ahora esta sustancia, que se ha legalizado en distintas regiones y está su discusión para legalizarla en el país, ha perdido brillo ante el crimen organizado.
Según Nieto Castillo, las organizaciones delincuenciales han perdido interés en traficar mariguana, ante su despenalización en ciertas regiones y ante lo complicado que resulta mover esta sustancia por lo que han decido apostar por sustancias como el fentanilo.
En este escenario, también han optado por la diversificación hacia otro tipo de actividades, más allá del tráfico de drogas, tales como:
- Trata de personas.
- Tráfico de migrantes.
- Secuestro.
- Crímenes contra la vida silvestre.
En todas estas actividades las ganancias son millonarias, las cuales pasan a un procedimiento especial para tratar de disfrazar su ilegalidad por flujos lícitos, es decir, el lavado de dinero.
Y es aquí donde llegamos al actuar social. En estos días se presentó la campaña #ElDineroFácilSePagaCaro, la cual busca concientizar a la sociedad sobre el daño que representa el lavado de dinero y el impacto que tiene en la vida cotidiana de las personas y en la economía de una nación.
Por ejemplo, cuándo alguien nos ofrece un artículo con un precio muy inferior a su valor comercial, ¿no creen que deberíamos de preguntarnos el porqué de tan generosa oferta? Y así, hay miles de ejemplos que podemos referir.
Ahora bien, con todo este contexto dejo una reflexión final en este texto: ¿No creen que ya era hora que se nos involucrara a la sociedad?
1. Fernando Gutiérrez. (2021). “Hay un abismo entre lo que GAFI recomienda y los gobiernos hacen”. El Economista.
2. Carlos De la Rosa Xochitiotzi. (2019). ¿De qué hablamos cuando hablamos de la Voz del Pueblo?. 2021, de México Evalúa Sitio web: https://www.mexicoevalua.org/hablamos-cuando-hablamos-la-voz-del-pueblo/
3. Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM. (2021). Seminario 4 20 “Inteligencia financiera y gestión de riesgos. Prevención de operaciones con recursos de procedencia ilícita: Caso Cannabis. 2021, de Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM Sitio web: https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=1153036358534504
4. Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. (2021). El costo de la sobredosis de drogas en 2020 y las acciones a corto plazo para abordarlo. 2021, de Centro para el Control y Prevención de Enfermedades Sitio web: https://www.commonwealthfund.org/blog/2021/drug-overdose-toll-2020-and-near-term-actions-addressing-it
5. Expansión Política. (2021). México registró 36,579 homicidios dolosos durante 2020, reporta Inegi. 2021, de Expansión Sitio web: https://politica.expansion.mx/mexico/2021/07/27/homicidios-en-mexico-2020-inegi