El crimen organizado diversifica constantemente su opciones para lavar dinero de su actividades ilícitas, incluso ha llegado a utilizar cuentas de jóvenes para hacerlo.
Durante años, el crimen organizado ha buscado formas de blanquear o lavar el dinero que obtiene de actividades ilícitas como el narcomenudeo, el trasiego de drogas o hasta el secuestro. Sin embargo, sus modalidades para conseguirlo van más allá de las empresas fantasma o las remesas enviadas a los Estados Unidos. Incluso trastocan el mundo digital y a los jóvenes en la frontera.
Recientemente, una mujer reclutada por el Cártel de Sinaloa confesó a Reuters que este grupo es capaz de lavar millones de dólares a través de remesas con las que regresan el dinero de Estados Unidos a México.
Como este caso existen muchos, pero alternadamente el crimen busca otras opciones para el lavado de dinero como el uso de cuentas de jóvenes menores de 25 años o su incursión en el mundo digital a través de criptomonedas.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el crimen organizado lava en México 25 mil millones de dólares al año, más de 420 mil millones de pesos, a través de esquemas que incluyen, pero no se reducen, a las remesas, los jóvenes y las criptomonedas.
“La delincuencia organizada siempre busca tener diversos mecanismos para poder transferir dinero o para poder ocultar o lavar el dinero de origen ilícito”, dijo a Grupo Fórmula Guillermo Huerta Ramírez, especialista en inteligencia financiera enfocado en la prevención del lavado de dinero.
Los jóvenes que lavan dinero en el narco
El crimen organizado constantemente ve en los jóvenes un elemento para perpetrar actividades ilícitas. De hecho, la Unidad de Inteligencia Financiera y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) identificaron un modelo a través del cuál el narco lava dinero entre México y Estados Unidos en cuentas juveniles.
“Se utiliza el tema de los jóvenes, el de apertura de cuentas porque en ese momento para ellos es muy fácil hacer esa transacción y hay mucho desconocimiento del área financiera”, explicó el especialista.
Los criminales utilizan el engaño para introducir a los jóvenes al crimen organizado. “Simplemente los utilizan o les dicen que tienen que hacer transferencias de recursos, pero no propiamente les van a decir que el dinero es de drogas o trata de personas”, señaló.
La UIF, por su parte, descubrió este modelo tras haber encontrado que nueve personas, cuatro menores de 25 años, recibían recursos, “principalmente en efectivo y de manera fraccionada” en una ciudad fronteriza de México.
Estas transacciones provenían de 17 empresas diferentes con actividades económicas en “venta de suplementos alimenticios para gimnasio”, un referencia que no tenía relación con los sujetos ordenantes de la transferencias, pero que después se descubrió que tenían ligas con el crimen organizado.
No para todos los jóvenes este esquema ha sido una opción, el especialista en lavado de dinero señaló que, aunque hay quienes ingresan a estos esquemas por decisión propia, la extorsión también es un sello del narcotráfico.
“El esquema de extorsión, no es más que lo que hace el crimen organizado. Se acercan a esta gente y los extorsionan diciéndoles que saben dónde vienen sus familias, que obviamente podrían sufrir o pues les podrán hacer daño”, señaló.
Criptomonedas para el narco
El lavado de dinero se divide en tres fases principales. La colocación, donde el lavador introduce dinero ilícito en el sistema financiero. La estratificación que implica envió en transacciones como transferencias o compras para dificultar el rastreo de los recursos, y la integración que reinserta este dinero en una economía.
Esto sucedía por diversos medios. Por supuesto, la tecnología introdujo el dinero digital y, con el tiempo, las criptomonedas. Un espacio no digital con una regulación en proceso que representó, desde su nacimiento, un atractivo para el crimen organizado.
“Hay muchos movimientos en algunas zonas, llámese en Jalisco, en donde sabemos que hay presencia de delincuencia organizada que puede tener hasta el 80-90 por ciento de lo que se genera en criptomonedas”, señaló Ramírez.
El uso de criptomonedas en el narco sigue presente, aunque en 2018, México promulgó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como Ley Fintech, que obliga a las plataformas a reportar operaciones que superen los 56 mil pesos.
De acuerdo con el reporte “Flujos financieros ilícitos relacionados con el narcotráfico y su impacto en el desarrollo y la seguridad”, de la ONU, el uso de bitcoins para lavar dinero ha incrementado, sobre todo en las dos organizaciones más grandes del narcotráfico: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Para no superar el umbral de las operaciones bancarias que hacen saltar las alarmas, que es de 7 mil 500 dólares, los delincuentes suelen dividir el dinero ilícito en pequeñas cantidades que depositan en varias cuentas bancarias, una técnica conocida en inglés como smurfing (atomización)”, señaló en el reporte de 2021.
En pocas palabras, estas pequeñas compras de bitcoin permiten a los cárteles esconder el origen de los recursos, pero sobre todo se vuelve un canal atractivo por “el anonimato y la rapidez” con la que se efectúan las operaciones.
Pese a que se tiene conocimiento de que cerca de 30 mil infantes y adolescentes trabajan en el narco, gracias a estudios como “Violencia armada y afectaciones a la niñez y la adolescencia” y organizaciones como Reinserta, las cifras de jóvenes entre 18 y 30 años reclutados por el crimen sigue opaca, mientras el narco los utiliza para sus actividades.
Fuente: Radio Fórmula