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México y toda la región de América Latina viven un momento único en materia de comercio, impulsado por el efecto de moda en el sector económico-financiero del país: el nearshoring; sin embargo, poco se ha hablado de la oportunidad que esto también representa para el tránsito de flujos financieros ilícitos.

El nearshoring es el término que se refiere a la relocalización de empresas, las cuales ven en México una oportunidad de estar más cerca de la economía de Estados Unidos, luego de la tensión comercial existente con China y la interrupción de las cadenas de suministro provocada, en gran parte, por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Esto ha puesto a México en una posición privilegiada y única para la llegada de empresas internacionales, lo cual a su vez incrementa los flujos comerciales con Estados Unidos y a su vez es un círculo virtuoso para la economía nacional, pues con la llegada de inversión foránea, se crean más fuentes de empleos.

De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos, de enero a agosto, la economía estadounidense registró exportaciones hacia Estados Unidos con un valor de 215,974 millones de dólares, un alza de 11.13% respecto al mismo periodo del 2022.

Asimismo, en cuestión de importaciones provenientes de México, Estados Unidos registró un total de 316,708 millones de dólares durante los primeros ocho meses del año, es decir, 20.63% respecto al mismo periodo del año pasado.1

Durante los últimos meses, hemos visto noticias que afirman que México se ha convertido en el principal socio comercial de Estados Unidos, lo cual es celebrado dentro de las élites del sistema económico-financiero del país.

Sin embargo, es importante señalar que esto también representa un riesgo respecto a los delitos para lavar dinero.

Hace algunos días, en la página de la Asociación de Especialistas Certificados en Lucha contra el Lavado de Dinero (ACAMS, por sus siglas en inglés) se publicó un artículo firmado por José Luis Stein, director regional de Delitos Financieros de América Latina y México de HSBC, y Nick Schumann, jefe del programa de Compromiso contra Delitos Financieros de Estados Unidos en HSBC.2

En él, los especialistas contrastan la oportunidad del nearshoring con el aumento en el riesgo de lavado de dinero en este contexto.

“Mientras el comercio en todo el continente se expande, también debemos reconocer la posibilidad de que crezcan en consecuencia diversos riesgos, incluidos delitos financieros como el lavado de dinero, así como la necesidad de actuar con decisión y colaboración para abordar estos riesgos”, se puede leer en el artículo.

El artículo abunda en la colaboración que se ha tenido entre México y Estados Unidos para intercambiar información respecto los riesgos compartidos en materia de delitos financieros, muchos de ellos relacionados con grupos violentos del crimen organizado transnacional que generan miles y miles de millones de dólares en ganancias anuales y que, de alguna forma, tienen que lavarse por el sistema financiero.

“El crecimiento de los flujos comerciales brindará oportunidades adicionales para ocultar y mover estas ganancias criminales”, resalta el escrito.

¿Pero hay soluciones?

Antes de describir las posibles soluciones que los especialistas proponen en su artículo, es importante describir algunos mecanismos legales que podrían servir para acotar estos riesgos.

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, que entró en vigor en el 2020, cuenta con el capítulo 27, relacionado con el combate a la corrupción.3

En dicho capítulo, los países quedan obligados a adoptar o mantener leyes que penalicen el ofrecimiento o solicitud de ventajas a un funcionario público, así como otros actos de corrupción que dañan el comercio internacional o la inversión.

Asimismo, se incluye la malversación de fondos, peculado y la apropiación indebida u otra desviación por un funcionario para su beneficio.

Como sabemos, la corrupción no es el único delito precedente para lavar dinero, por lo que expliquemos otros mecanismos que podrían acotar estos riesgos relacionados al ámbito financiero dentro del contexto del nearshoring.

México es parte del Grupo Egmont, que es el organismo internacional que reúne a las Unidades de Inteligencia Financiera (UIFs) del mundo, para facilitar el intercambio de información para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo.

Bajo los mecanismos del Grupo Egmont, la UIF de México recibió en el 2022, 198 solicitudes de información por medio de esta red, principalmente (110) de Estados Unidos, Perú (14), Colombia (7) y Canadá (5).

Asimismo, en dicho año envió 308 solicitudes, de las cuales 64 fueron a Estados Unidos, 33 (sorprendentemente) a Andorra, 22 a España, 20 a las Islas Vírgenes Británicas, 20 a Suiza y 18 al Reino Unido, entre otras.4

Pero tanto para Stein como para Schumann, se necesita ir más allá ante el contexto que vive México y la región.

En el artículo, los especialistas destacan que los enfoques colaborativos e innovadores, son esenciales para combatir las amenazas de lavado de dinero de una forma más efectiva.

Ante ello, resaltan lo valioso que pueden ser las asociaciones de intercambio de información financiera (FISP) compuestas tanto por organismos públicos como privados.

“Alienta a todas las partes a compartir información sobre personas, entidades y organizaciones involucradas o sospechosas razonablemente, con base en evidencia creíble de participar en actividades de delitos financieros o información sobre señales de alerta e indicadores para la co-creación de tipologías”, se puede leer en el artículo.

De acuerdo con el artículo, en México se analiza y se trabaja para la creación de un FISP que aborde las preocupaciones más apremiantes en materia de seguridad nacional y delitos financieros; sin embargo, todavía hay retos que afrontar para llegar a un estándar que sea un ganar-ganar para todos los involucrados.

En este contexto, los especialistas indican que es el momento de construir una asociación para compartir información en México que ayude a las agencias gubernamentales y a las instituciones financieras privadas a identificar más delitos financieros de forma rápida, además de que, posteriormente, se podrían unir las agencias y entes de Estados Unidos y Canadá para tener un intercambio de información y cooperación en América del Norte.

Como lo hemos abordado en este espacio, distintos organismos han hecho un llamado para tener un énfasis en el tema de las operaciones transfronterizas y sus riesgos de lavado de dinero; sin embargo, al parecer, con el tema del nearshoring, es algo imperante hacerlo ¿o no?

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1US Census Bureau. (2019, 15 abril). International trade. https://www.census.gov/foreign-trade/balance/c2010.html

2ACAMS today. (2023, 28 septiembre). ACAMS Today.

https://www.acamstoday.org/financial-information-sharing-partnership-in-mexico/

3 (S/f). Gob.mx. Recuperado el 2 de noviembre de 2023, de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/542386/Reporte-TMEC_n37-esp_20200319_.pdf

4 (S/f-b). Gob.mx. Recuperado el 2 de noviembre de 2023, de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/792041/Informe_Diciembre_2022.pdf